Cogí “El hacedor” de Borges y me dirigí hacia el mostrador donde estaba la bibliotecaria hablando con una mujer de unos 50 años de origen argentino. Esperé a que me atendiera mientras ojeaba los libros de alrededor y sin querer queriendo escuché la conversación que mantenían:
- Y con mi marido es imposible dormir, es bajito y se retuerce de una manera…
- Suele pasar jaja
- Sí pero muchas veces, me quedo observando cómo duerme…
- Porque es feliz, está relajado, no piensa en nada…
- Exacto, cuanto más vacíos, más felices somos…
En ese momento tendió la mano para que le diese el libro. La bibliotecaria me miró y me dijo:
- Por eso, no cojas más libros, que así no podrás ser feliz
A lo que le respondí, con una sonrisa:
- Pídame cualquier otra cosa pero no me pida que deje de leer, aun así sacrifique la felicidad
La mujer observó el libro.
- Y aún encima Borges, te comerá el tarro
- Al contrario, al contrario – le respondí.
Parecen curiosas las conversaciones que una se puede encontrar, reflexiones entre mujeres que no se conocen, sobre temas tan interesantes… sin duda nunca dejo de sorprenderme.
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