lunes, 26 de julio de 2010

El retrato de Dorian Gray


Hoy he visto esta película basada en la novela homónima de Oscar Wilde, que ante mi sorpresa, nació en Dublín, ciudad que pisaré dentro de unos días. Siempre me ha llamado la atención esta obra, desde que Yinrei me comentara el argumento, sin embargo, mi interés hacia ella se intensificó cuando surgió el remake de la película de 1945. He de decir que la historia me cautivó desde el primer momento, asombrándome con las maravillosas conversaciones entre Basil, Dorian y Henry. Una vez terminada la película, me informé sobre la obra y veo que cambian muchas cosas, lo que me ha hecho pensar en leerme el libro y así, poder deleitarme mejor con todas esas cuestiones morales que se plantean. No profundizaré mucho acerca de la moraleja y semejanzas con Fausto, creo que meditaré sobre el mensaje que transmite con calma. Sin embargo, me ha llamado la atención la procedencia de Oscar Wilde, en la irlanda (antiguamente perteneciente al Reino Unido) y como una de sus obras me conmocionó de pequeña y no supe de su autoria hasta hoy: El príncipe feliz. Aun me acuerdo de aquella tarde en que encendí la televisión, me senté al lado de mi hermano y mientras disfrutaba de la merienda veía una película de dibujos animados con protagonistas una estatua de un príncipe y una golondrina. También, como mi hermano y yo nos sobrecogimos con la historia y a día de hoy, recordamos con detalle. Justamente ayer hablé con una amiga sobre lo importante que son los dibujos animados en la infancia, como nos marcan influenciándonos de una manera u otra. Pero de ello hablaré otro día.

Alma y cuerpo, cuerpo y alma, ¡qué misteriosos eran! Había animalismo en el alma, y el cuerpo tenía sus momentos de espiritualidad. Los sentidos podían refinarse y la inteligencia degradarse. ¿Quién podía decir dónde cesaba el impulso carnal o empezaba el psíquico? ¡Qué superficiales eran las arbitrarias definiciones de los psicólogos ordinarios! Y, sin embargo, ¡qué difícil pronunciarse entre las afirmaciones de las distintas escuelas! ¿Era el alma un fantasma que habitaba en la casa del pecado? ¿O el cuerpo se funde realmente con el alma, como pensaba Giordano Bruno? La separación entre espíritu y materia era un misterio, y la unión del espíritu con la materia también lo era.


Fragmento de El retrato de Dorian Gray


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